Sunday, April 30, 2006

Iniciamos

Le damos la más coordial bienvenida a este sitio, a este blog. La comunidad de la revista no dejará de existir, pero aquí pegaremos avisos, convocatorias y cualquier cosa que surga que queramos anunciar, difundir o promocionar.
Por ahora les dejo el texto que se leyó en la última presentación de la revista:
LA HISTORIA OFICIAL (NO NECESARIAMENTE) VERDADERA DE LA SIEMPRE GENIAL REVISTA "EL SUBTERRANEO".
¡Escuchad hermanos! La admirable y cruenta historia de los pequeños humanos subterráneos, que en un día de mayo en los albores del nuevo milenio, comenzaron su viaje por los peligrosos senderos de la creación literaria y la publicación independiente.
La historia comienza en la decimosexta primavera del mozo Alfredo Carrera, cuando en un acceso de ira y genialidad (porque ¿no son acaso emociones de la misma estirpe?) convocó a otros cuatro hermosos y talentosos jóvenes a publicar bajo su mando, sus recientes, extraños, darketos y radicaloides textos en un coqueto formato de una sola hoja, al cuál, después de una larga deliberación decidimos llamar “El Subterráneo” para ubicarnos en nuestra situación real y además ser humildes. Hay que aceptar que los nombres pretenciosos si fueron sugeridos y variaron, pues en nuestra arrogancia queríamos nombrarlo de forma que la gente se diera cuenta de que habíamos leído: las posibilidades variaron de lo isabelino con “Ofelia enloquecida” a lo más peculiar con “El espejo del espejo en el espejo” o rendirle tributo a Sabato con el “Marsupial de las letras” pero era un nombre exageradamente fatuo, difícil de justificar ante el público.
Ya con un nombre, afiebrados y emocionados con el apabullante éxito del proyecto (Pese a ser por cooperación voluntaria, dos personas pagaron por él ¡Dos!) decidimos seguir adelante, pactando con sangre nuestra unión publicadora, para seguir en la honrosa labor hasta el fin de nuestras vidas mortales.
Cada día fue una tortuosa lucha en contra de nuestra falta de experiencia, presupuesto y dirección. Soportamos con valor las críticas, miramos de frente a la decepción, lloramos sangre por la vergüenza y el esfuerzo y escupimos tinta cada mes después de lograr un nuevo numerote. Dejamos a un lado nuestro ego publicador y tomamos un compromiso: hacer que todo aquel escritor reciente tuviera un foro libre con nosotros.
Al crecer nuestras barbas, creció nuestro talento y este pasar de horas incesantes trajo evoluciones a nuestra edición: de la coqueta hoja llena de letras sin control, paso a ser una coquetísima revista, con lindas imágenes bajadas de Internet, con intenciones de portada y nuevos bríos literarios, que destrozaron nuestras tendencias oscuras e izquierdistas para que por primera vez intentáramos hacer arte con todas sus letras: empezamos la crítica, el análisis, la búsqueda de nuevas imágenes literarias, etc. Comenzamos a entender nuestra labor.
Tal vez no fuimos del todo exitosos, después de todo teníamos 18 miserables años, pero descubrimos la terrible enfermedad de la literatura y sentimos la necesidad de contagiarla. Lentamente cayeron algunos gentiles en las garras de la fiebre, y algunos dibujantes enfermaron a voluntad. Es una lastima pero algunos de nuestros primeros convalecientes murieron (o desertaron que es lo mismo) pero llorar por ellos era una insensatez, teníamos que seguir adelante.
Lo único que en todo este tiempo no nos abandonó fue la falta de presupuesto, y frente al gargantuesco crecimiento de la revista eso significaría la desaparición misma de nuestra amada publicación. No podíamos perder nuestro compromiso y decepcionar a los que confiaron en el foro (entre los que se incluían ya escritores de trayectoria). Lo único que nos quedo por hacer fue vender nuestras almas al mismísimo Lucifer… pero como este señor no las quiso, tuvimos que ofrecérselas al gobierno… y bueno… no quiso comprarlas tampoco, nada más las rentó. Recibimos de ellos la beca PACMYC, y bueno empezó una nueva etapa de la revista que se caracterizó por la belleza y el (moderado) despilfarro. Nuestro triunfo fue tal que aun más escritores reconocidos aceptaron acompañarnos en el viaje así como muchos otros jóvenes escritores foráneos. Jamás tuvimos miedo de dejarnos de llamar independientes, con tal de que pudiéramos seguir nuestro trabajo adecuadamente.
En esta gloriosa etapa llegamos al numerote 50 ¡Oh, que bellísimo numerote! Rebosante de literatura e imágenes. Es nuestra etapa de mayor madurez, en el que ya no buscamos hacer locuras ni complejidades. Nuestra revista es simple, llana, con índices, con orden. Entonces se preguntará ¿Qué ofrecemos? Y yo le contestaré: literatura. Bella, fea, cursi, mordaz, irónica, seria, graciosa, simple o compleja literatura. Además de nuestro eterno compromiso para difundir la obra de quien se quiera apuntar y este dispuesto a aceptar la crítica y el trabajo duro.
A pesar de que ya nos devolvieron nuestras almas y no las quisieron rentar de nuevo seguiremos adelante. Si señores, somos pobres de nuevo, pero el trabajo continua, la labor no muere, y así como el sol sale en el portentoso horizonte cada día, así mismo los guapos y talentosos subterráneos cavaran su camino a pesar de las terribles rocas de la complejidad existencial, la eterna pose exagerada y la arrogancia que no respeta el arte.

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